lunes, 2 de marzo de 2015

Poetas andaluces del siglo de oro

FERNANDO DE HERRERA
 Nació en Sevilla en 1534. Poeta y prosista español del Siglo de Oro conocido como “El Divino”.
La mayor parte de lo que se conoce sobre él proviene del “Libro de los verdaderos retratos” (Sevilla, 1599) del pintor y escritor Francisco Pacheco, por el cual se sabe que nació en el seno de una muy humilde familia, y se educó a las órdenes del maestro Pedro Fernández de Castilleja sin obtener, a lo que parece, título académico alguno.

En los últimos años de la década de 1550 trabó amistad con don Álvaro y doña Leonor de Milán, conde y condesa de Gelves, que, desde muy pronto, se convirtieron en sus protectores, y esta última en su Musa, la enamorada que aparece aludida en sus versos como Luz, Estrella, Eliodora etc.

En las tertulias llegó a conocer varios poetas famosos y a relacionarse con ellos, como Pacheco, Baltasar de Alcázar, Argote de Molina y otros. Fue amigo del humanista Juan de Mal Lara, con quien compartió la ambición de saber enciclopédico, característica del hombre del Renacimiento

Allá por los años 1565 ó 1566, tras haber recibido órdenes menores, se convierte en beneficiado de la iglesia de San Andrés, lo que le permitió gozar de algunos beneficios correspondientes a este estado, pero se negaba a recibir cualquier merced que pudiera encadenarle de cualquier modo. Fue severo en sus costumbres. Amaba la soledad y el silencio. Representa este hombre el arquetipo del poeta culto, entregado con celo casi religioso a su vocación intelectual, a sus creaciones poéticas y al acrecentimiento de su saber. Pulía y corregía sus trabajos escrupulosamente en busca de una perfección que nunca le parecía lograda; modificaba una y otra vez sus composiciones y llegaba hasta a rehacer por completo una obra entera si no le satisfacía.

Fernando de Herrera había sustituido casi en su totalidad la inspiración por una atormentada manipulación del lenguaje. Ingenió una ortografía más ajustada al sonido de las palabras y una puntuación especial para señalar las pausas de la elocución, los hiatos, las sinéresis y las dialefas. Mientras despreciaba la falta de vigor masculino de algunos líricos de la primera mitad del siglo XVI, él se convertía en un cancionero de estilo petrarquista que atraviesa por tres estados: una revelación amorosa que contiene el elogio cortesano y galante de la belleza de la amada; un estadio de fugaz relación humana y, por último, una vuelta de la amada a la inicial tibieza que tiñe el amor del poeta en los colores de la nostalgia: surge el canto a la noche y a la oscuridad. Considerándose así , en conjunto, su poesía atormentada y prebarroquista.

Murió en Sevilla en 1597

Alguna de sus obras son: Fernando De Herrera,Poetas andaluces
  • Al Betis
  • Mi bello sol, si voy de vos ausente
  • No es tan duro mi pecho que no sienta
  • Si fuera esta la misma de belleza
  • Rojo sol, que con hacha luminosa




LUIS DE GÓNGORA
Nació en Córdoba el 11 de Julio de 1561.

Fue un sacerdote, poeta y dramaturgo del Siglo de Oro, máximo exponente de la corriente literaria conocida como culteranismo o gongorismo, que más tarde imitarían otros artistas.

Era hijo del juez de bienes confiscados por el Santo Oficio de Córdoba don Francisco de Argote y de la noble dama Leonor de Góngora. Su desahogada posición económica le permitió adquirir una cuidada educación, que le llevó a estudiar en Granada y Salamanca, dónde se ordenó sacerdote en 1585 y fue canónigo beneficiado de la catedral cordobesa. Ocupó el cargo de racionero en la catedral y, según parece, no de la forma austera que correspondía a su rango.

Desde 1589 viajó en diversas comisiones de su cabildo por Navarra, y por Andalucía y ambas Castillas (Madrid, Salamanca, Granada, Jaén, Cuenca, Toledo). Compone entonces numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas y líricas.

En 1609 regresa a Córdoba y empieza a intensificar la tensión estética y el barroquismo de sus versos. Entre 1610 y 1611 escribe la “Oda a la toma de Larache” y en 1613 el “Polifemo”, poema que parafrasea un pasaje mitológico de las “Metamorfosis” de Ovidio, tema que ya había sido tratado por su coterráneo Luis Carrillo y Sotomayor en su Fábula de Atis y Galatea. Ese mismo año divulga en la Corte su más ambicioso poema, las incompletas “Soledades”.

Su figura se revistió de aun mayor prestigio, hasta el punto de que Felipe III le nombró capellán real en 1617; para desempeñar tal cargo, vivió en la Corte hasta 1626.

Al año siguiente, 1627, perdida la memoria, marchó a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de una extrema pobreza. Velázquez lo retrató con frente amplia y despejada, y por los pleitos, los documentos y las sátiras de su gran enemigo, Francisco de Quevedo, se sabe que era jovial, sociable, hablador y amante del lujo y de entretenimientos como los naipes y los toros, hasta tal punto que siempre se le reprochó lo poco que dignificaba los hábitos sacerdotales.

Murió en la ciudad que le vio nacer el 23 de Mayo de 1627.

Se suele hacer de su obra una división tradicional:

a) Poemas menores: romances, letrillas décimas, canciones y sonetos.
b) Poemas mayores: La fábula de Polifemo y Galatea, Soledadoes y el Panegírico dedicado al Duque de Lerma.
c) Teatro.

Su producción poética, como sucedía en la época no fue publicada hasta después de su muerte, eso sí tuvo una amplia difusión a través de copias manuscritas y contribuciones sueltas recogidas en diferentes colecciones.

Pocos poetas han suscitado una polémica tan encrespada y significativa. El “Gongorismo” fue una auténtica piedra arrojada al lago de los círculos cortesanos. Góngora creó una nueva forma lírica basada en la ornamentación de lo externo y el hermetismo del contenido. Conceptos que acabaron por relegar su poesía hasta que la revalorizaron los poetas de la llamada Generación del 27.
Luis De Góngora, Poetas Andaluces en www.poetasandaluces.com
 
Alguna de sus obras son:
  • A Córdoba
  • A los celos
  • A Francisco de Quevedo
  • A un sueño
  • A una rosa
  • Por una negra señora
 
 
 


 
  Vicente Espinel,Poetas andaluces


VICENTE ESPINEL
Nació en Ronda, provincia de Málaga un 28 de diciembre de 1550. Fue poeta, escritor, músico y sacerdote, del “Siglo de Oro” con una gran formación humanista, profundo conocedor del latín, y una vida repleta en aventuras.

Sus primeros estudios los realizó en su Ronda natal, con el bachiller Juan Cansino. Se matricula en la Universidad de Salamanca en 1571, donde se hizo amigo de personajes tan importantes como Luís de Vargas, Manrique, Pedro Liñán de Riaza, Marco Antonio de la Vega, Luís de Góngora , Luís Gálvez de Montalvo y otros muchos más, y su música le abrió las puertas de los palacios del marqués de Tarifa, de los Alba y los Girones.

Vivió algún tiempo en Zaragoza con Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola. Intentó entonces la carrera militar y fue soldado y, en Valladolid, de 1574 a 1577, fue escudero de Pedro de Castro, Conde de Lemos; estuvo a punto de acompañarlo cuando éste marchó junto al rey don Sebastián a la campaña de África ;pero se quedó en Sevilla viviendo con disipación entre lupanares y figones, acompañado de su inseparable guitarra. Esa vida disipada y bastante al margen de la ley hizo que el marqués de Algaba, que por entonces le protegía, le retirara esa protección y Espinel tuvo entonces que esconderse de la justicia y se acogió a sagrado.

El marqués de Denia le sacó de allí y le mandó a Italia para servir al Duque de Medina-Sidonia Alonso Pérez de Guzmán, nombrado para gobernar Milán; pero le apresaron los corsarios berberiscos y estuvo esclavizado en Argel hasta que le sacaron de allí los genoveses; desembarcó en Génova en 1573 y poco después marchó a Flandes, yendo a parar al ejército de Alejandro Farnesio. Allí encontró a su tío Hernando de Toledo, a quien dirigió una bellísima “Égloga” que canta sus amores con doña Antonia de Calatayud en Salamanca y Sevilla. Volvió a Milán y durante tres años recorrió toda la Lombardía, ya como soldado, ya como músico de la casa de don Antonio de Londoño. Hastiado del oficio de la pica y cansado de su vida transeúnte, obtuvo un beneficio en Roma (1587), donde le apreciaron ser "buen latino y buen cantor de canto llano".

Murieron sus padres y volvió a España desembarcando en Málaga, donde era obispo su amigo Francisco Pacheco de Córdoba. Por entonces escribió su "Canción a su patria" y la "Epístola" al obispo malagueño, poemas de arrepentimiento por su revuelta vida que le hicieron ganar el derecho a ordenarse sacerdote. Marchó a Madrid con esa idea, y lo hizo efectivamente en 1589, el mismo año en que retoma sus estudios, estudiando moral en Ronda, cantando misa en Málaga y logrando un beneficio en esta ciudad.

En 1591 publica sus "Rimas", que había censurado en 1587 Alonso de Ercilla, quien las alabó como "de las mejores de España". En 1596 le quitaron su beneficio a causa de su conducta y vida desarregladas en la Corte. En 1599 se gradúa como Maestro de Artes en la Universidad de Alcalá y toma posesión como capellán del Obispo de Plasencia en Madrid y el cargo aparejado de maestro de música, cargos en los que estuvo hasta su muerte. Era un escritor y músico muy respetado: Cervantes o Lope de Vega, lo admiraban.

 Espinel tuvo entre sus discípulos a Lope de Vega, quien siempre tuvo palabras de elogio para él, ya sea por ejemplo en "El laurel de Apolo", donde le llama "único poeta latino y castellano de estos tiempos", o en el prólogo a "La viuda valenciana", donde le llama "padre de la música"; le dedicó un soneto y la comedia "El caballero de Illescas" (1602). Fue también amigo de Cervantes, quien lo menciona en el "Canto de Calíope", así como de Góngora , (cuyas poesías contribuyó a publicar) y Quevedo.

Fue el creador de la estrofa que lleva su nombre: La Espinela, que se compone de diez versos de ocho sílabas (octosílabos).Como músico se le atribuye el haber añadido una quinta cuerda a la guitarra (mi agudo o prima).

Murió en Madrid el 4 de Febrero de 1624 siendo Capellán Mayor y maestro de música de la capilla del Obispo de Plasencia, y está enterrado en la bóveda de la parroquia de San Andrés.
 
 
MATEO ALEMÁN
Fue bautizado en la iglesia colegial del Divino Salvador el 28 de septiembre de 1547, como hijo de Hernando Alemán, del que se discute su origen converso (entre sus antepasados pudo haber un judaizante que murió en la hoguera) y médico-cirujano de la Cárcel Real de Sevilla desde 1557, y su segunda esposa, Juana de Enero, hija de un comerciante de ascendencia florentina. Nació, pues, el mismo año que Miguel de Cervantes, pero su concepción de la vida es misantrópica y mucho más pesimista que la de éste:
Todos vivimos en asechanza los unos de los otros, como el gato para el ratón y la araña para la culebra
Se cree que empezó a estudiar Humanidades en el estudio de Juan de Mal Lara; en todo caso, se graduó de bachiller en Artes y Teología (1564) en la universidad llamada Maese Rodrigo. Después estudió Medicina en la Universidad de Salamanca y en la Universidad de Alcalá de Henares, pero al morir su padre en 1567 quizá abandonó los estudios, puesto que no figura en los libros como licenciado.
En otoño de 1568 ya está en Sevilla, y él y su madre reciben un préstamo del capitán Alonso Hernández de Ayala, a condición de que Mateo se casase con doña Catalina de Espinosa si no devolvía el dinero en el plazo establecido; aunque Alemán intentó aplazar el compromiso, tuvo que casarse con doña Catalina, a riesgo de ser encarcelado; el matrimonio terminaría años después en separación.
Una vez de vuelta a la Corte empezóProverbios morales de Alonso de Barros, impresos en Madrid en 1598. También escribió la Primera parte de Guzmán de Alfarache, terminada a fines de 1597 y editada en 1599. Esta obra, una novela picaresca, estableció el canon del género a imitación del Lazarillo de Tormes y alcanzó un éxito formidable en España y Europa.
En 1601 volvió a Sevilla comido de deudas, por las que fue encarcelado otra vez en 1602 hasta que lo sacó su pariente Juan Bautista del Rosso. Este mismo año se publicó en Valencia una segunda parte apócrifa del Guzmán de Alfarache, escrita por Mateo Luxán de Sayavedra (seudónimo del abogado valenciano Juan Martí), y ambas partes se publicarían en Milán en 1603, atribuidas a Mateo Alemán. Una tercera parte debida al portugués Machado de Silva aparecerá mucho después de la muerte de ambos hacia 1650.
Alemán, enfadado y espoleado por esa segunda parte, se propuso acabar definitivamente su segunda parte; en 1604 publicó en Sevilla la primera edición de su Vida de san Antonio de Padua y en Lisboa, la auténtica Segunda parte del Guzmán de Alfarache, también en ese mismo año. El éxito europeo de su obra fue formidable: casi de inmediato salía una traducción italiana de las prensas venecianas de Barezzi (1606); en alemán se publicó en Múnich en 1615; G. Chappuys, tradujo al francés la primera parte, imprimiéndola en París en 1600; J. Chapelain tradujo las dos partes de la novela al francés y las publicó en París en 1620; dos años después se estampaba en Londres la versión inglesa de James Mabbe que, en un prólogo extraordinario, dice del pícaro Guzmán que era «semejante al navío que anda dando bordes en la ribera, y nunca acaba de tomar puerto». En 1623, en Colonia, se publicó la primera de las dos traducciones al latín que se hicieron del Guzmán en el siglo XVII.
Retrato de Mateo Alemán.jpgEn 1608 obtuvo licencia para pasar a México, ciudad a donde llegó ya viejo y cansado, y entró a servir al arzobispo fray García Guerra. En 1609 publicó una Ortografía castellana, que defendía la tendencia fonetista frente a la etimologista. En 1613 escribió Sucesos de don fray García Guerra, arzobispo de México, a cuyo cargo estuvo el gobierno de Nueva España, obra que incluye una "Oración fúnebre" en memoria del prelado.
 




BALTASAR DE ALCÁZAR

Nació en Sevilla en 1530 y murió en Ronda en 1606.
Fue el sexto hijo de don Luis del Alcázar, jurado del cabildo municipal de Sevilla. Se alistó como soldado en las galeras de don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz. Durante un tiempo fue prisionero de los franceses, que lo liberaron poco después. Sirvió también en la guarnición militar del castillo de Jaén, época que recogió en diversos poemas. Siendo ya conocidos algunos de sus poemas, se casó en 1565 y fue nombrado por el duque de Alcalá, don Fernando Enríquez de Ribera, alcaide del castillo y villa de Los Molares. En 1583 vuelve a Sevilla para convertirse en administrador del conde de Gelves. Ya mayor se fue a vivir con una hija suya a Ronda, donde enfermó del mal de piedra y de gota, muriendo en 1606 sin haber publicado ninguna de sus poesías. Éstas se conservan gracias a las copias de un solo manuscrito, hoy perdido, que confeccionó el pintor Francisco Pacheco, quién también dibujó el único retrato que se conoce de él.

Baltasar de Alcázar es un autor ignorado por la crítica literaria ya que no hay muchos estudios acerca de su obra, además de que en su tiempo no tuvo fama ni aún después de su muerte. Probablemente esto sea por las temáticas variadas de sus versos, sin embargo, sólo es una suposición. Únicamente existen dos ediciones de toda su obra poética: la de 1910 y otra editada en el 2001, no obstante, la última es de poco acceso. Con respecto al primer libro, este divide las composiciones del escritor de la siguiente manera: poemas de carácter amatorio; festivo incluyendo sus epigramas; religioso y poesía variada, cuya categoría agrupa algunas epístolas, sonetos dirigidos a Cetina o familiares, enigmas, algunas traducciones, odas y otros tantos de corte mitológico.
Retrato de Baltasar del Alcázar por Pacheco.jpgEn toda su obra, como ya se dijo, Baltasar de Alcázar demuestra una versatilidad en sus composiciones al abordar temas que van desde el antipetrarquismo hasta los poemas de carácter religioso. No obstante, sus composiciones que más destacan son las que se mueven en la línea de lo burlesco y paródico. Por ejemplo, sus epigramas retratan la vida cotidiana de los siglos de oro y se burla de ciertas actitudes de la sociedad, sobre todo de las mujeres, destacando su físico y su moral ya que el prototipo de la mujer descrita por Alcázar será la de una persona sin escrúpulos.



LUIS VÉLEZ DE GUEVARA
Nació en Écija, Sevilla el 1 de agosto de 1579 y murió en Madrid el 10 de noviembre de 1644, dramaturgo y novelista español del Siglo de Oro autor de El diablo Cojuelo. Se ubica dentro de la estética del Barroco conocida como conceptismo y fue padre del también dramaturgo Juan Vélez de Guevara.
Fue hijo del licenciado Diego Vélez de Dueñas y de Francisca Negrete de Santander, ambos de corta hacienda y de probable ascendencia conversa. Estudió en la Universidad de Osuna, donde se graduó de bachiller en Artes el 3 de julio de 1596, de forma gratuita por ser pobre. Después fue cuatro años paje del cardenal Rodrigo de Castro, arzobispo de Sevilla; por entonces escribió su primera comedia, El príncipe transilvano (1597–1598). Al morir el cardenal, en 1600, marchó como soldado a Italia en el ejército del Conde de Fuentes, participando en las campañas de Saboya, Milán y Nápoles bajo el nombre de Luis Vélez de Santander. También tomó parte en la jornada de Argel con el almirante genovés Andrea Doria y estuvo bajo el mando de Pedro de Toledo en las galeras de Nápoles, lo cual, según su hijo, le llevó seis años, aunque los documentos se refieren, sin embargo, a dos años, ya que parte de ellos los pasó en la Corte, en Valladolid, y aún estuvo un tiempo en Sevilla. Se estableció con la Corte en Madrid en 1607 y entró al servicio del Conde de Saldaña, hijo del Duque de Lerma, dedicándose también a la abogacía y a las letras, y empezó a utilizar los apellidos por los cuales es más conocido desde 1608, año en que el 24 de septiembre se casa con Úrsula Remesyl (o Ramisi) Bravo, a la que también cambió el apellido por Bravo de Laguna. De ella tendrá en 1611 al también dramaturgo Juan Crisóstomo Vélez de Guevara. Aún casaría dos veces más (en 1618 con Ana María del Valle, fallecida de sobreparto el 20 de noviembre de 1619, y con María López de Palacios en 1625), manteniendo además algunas amantes y muchos hijos, por lo cual siempre pasó gran parte de su vida endeudado. Es falso que se hubiera casado en una cuarta ocasión. El cambio de apellido se debe a quererse honrar con el de un presunto antepasado suyo, uno de los trescientos caballeros que sacó de Ávila el rey Alfonso X el Sabio para ganar Jerez de la Frontera. Como cuenta Emilio Cotarelo, un tal Luis de Santander fue quemado por judaizar en 1554 en su natal Écija, por lo que le convenía rehuir ese apellido e inventarse una hidalguía inexistente para poder medrar.
Portada el diablo cojuelo.jpgColaboró en academias literarias y certámenes poéticos serios o burlescos, y organizó veladas teatrales en Palacio, con representaciones propias y comedias «de repente». Incluso llegó a corregir las obras del propio Felipe IV. Sin embargo restringió los temas de sus dramas a la Historia profana o bíblica. En 1641 publicó su obra más conocida, la novela El diablo cojuelo. Verdades soñadas y novelas de la otra vida, en un estilo muy conceptista. Poco después, en 1642, cedió su cargo de ujier a su hijo Juan, quien fue también escritor y dramaturgo, si bien menos fecundo que su padre, y se retiró. Murió en su casa de la calle de las Urosas asistido por su esposa, María de Palacios, el 10 de noviembre de 1644, de unas calenturas malignas y un «aprieto de orina»; poco antes había testado ante Lucas del Pozo, dejando por albaceas al duque de Veragua y a fray Justo de los Ángeles; está enterrado en la capilla de los Duques de Veragua, en Doña María de Aragón.

RODRIGO CARO

Nació en Utrera en 1573 y murió en Sevilla el 10 de agosto de 1647 poeta, historiador, abogado y sacerdote católico del siglo de Oro español.
Estudió cánones en la Universidad de Osuna, donde se matriculó en 1590, y desde 1594 en la de Sevilla, donde se graduó en 1596, después de que, a la muerte de su padre, fuera recogido por su tío Juan Díaz Caro, que vivía en Sevilla. Fue abogado eclesiástico entre 1596 y 1620, y no le faltó trabajo, pues atendió en ese periodo siete pleitos al año. Mantuvo a su madre y a ocho hermanos y todavía no recibía la protección de quien habría de ser su mecenas, el duque de Alcalá. Fue ordenado sacerdote a lo más tardar en 1598 y recibió un beneficio eclesiástico en la parroquia de Santa María de Utrera. Consiguió ser nombrado abogado del concejo municipal de su villa y en 1619 empezó a trabajar como censor de libros. Fue visitador general de la archidiócesis (una especie de inspector de iglesias) y en junio de 1627 se trasladó a Sevilla, donde se desempeñó además como juez de testamentos. Otras comisiones del arzobispado le acarrearon diversas amarguras y un pequeño destierro a Portugal. En 1645 renunció a su capellanía por no poderla atender, debido a una enfermedad de estómago que se le fue agravando. Murió dos años después a los 74 años de edad, el 10 de agosto de 1647.
Rodrigocaro.JPGMantuvo relación con numerosos autores, como Francisco de Rioja, quien le dio largas constantemente en su petición de una capellanía real y del cargo de cronista de Indias; Francisco de Quevedo, a quien conoció en un viaje que este hizo a Sevilla con el rey en 1624; Francisco Pacheco, etc. Fue, sobre todo, arqueólogo, anticuario e historiador; tenía una gran biblioteca de clásicos y hasta un pequeño museo y escribió tanto en latín como en castellano.